18.

 

El corazón de Caitlin saltó a su garganta cuando se apartó de la estufa y vio a Ace de pie en el arco de la cocina, con su gato aferrado a su pecho.

Durante todo el tiempo que había estado ausente, había estado preocupada por como iría la conversación con Patrick. Su intención había sido hacerle preguntas sin parar tan pronto como llegara a casa, para asegurarse de que su hermano se encontraba todavía de una sola pieza. Ahora cualquier pensamiento sobre Patrick huyó de su mente.

Lucky susurró. ¿Trajiste a Lucky?

Ace levantó el gato en sus musculosos brazos.

Me hizo saber que tenía hambre. No tuve corazón para dejarlo, penseque si sabías que no estaba siendo alimentado, probablemente preferirías tenerlo aquí.

Nada más lejos de la verdad. Mejor que Lucky se perdiera algunas comidas que ser empujado a lo que sería seguro un ambiente hostil. La pechera de la ropa oscura de Ace ya estaba cubierta de pelo amarillo, lo que no era un buen augurio. Pobre Lucky, lograba ser una plaga incluso cuando se comportaba bien.

Mirando los risueños ojos marrones de Ace, pudo ver que esperaba que estuviera encantada de que hubiera traído el gato con él. Todo lo contrario. Incluso después de ser expulsado en innumerables ocasiones por su padre, el pobre gato nunca había aprendido a permanecer fuera de su camino. Aquí, habría cuatro hombres a esquivar.

Caitlin se sintió asqueada al pensar en lo que podría sucederle a Lucky si se atrevía a hacer una de sus travesuras en la casa de Ace. Tendría mucha suerte si solo era noqueado por un enojado puñetazo durante la próxima semana. Caitlin no estaba segura de que Lucky sobreviviera a semejante maltrato. Por no hablar de que le rompería el corazón.

Lucky dijo de nuevo. Caminando rápidamente hacia delante, arrebató el regordete gato de los brazos de Ace y lo abrazó contra su mejilla. Pelo suelto se levantó de su mullido pelaje amarillo para hacerle cosquillas a la nariz. Era una situación desesperada. Dentro de un día, su pobre gatito podría llevarse la peor parte de cuatro temperamentos masculinos. Ella lo sabía. Oh, Lucky.

Caitlin cerró los ojos. Por mucho que le hubiera encantado tener a su gato con ella, sabía que estaría mejor en casa. Si Patrick seguía bebiendo, lo dejaría a su suerte, pero realmente nunca le haría daño.

que tus intenciones eran buenas, Ace, pero realmente no deberías haberlo traído aquí. No es como la mayoría de los gatos. Me temo que no se adaptará bien a un ambiente extraño.

Levantó las pestañas para descubrir que Ace miraba a su gato pensativo.

No me parece que sea del tipo muy nervioso dijo con una sonrisa torcida que hizo aparecer el profundo hoyuelo en su mejilla. Pensé que sería un infierno cuando lo subí en mi caballo, pero manejó el viaje como un veterano. Si puede tomarse algo como eso con calma, seguro que va a instalarse aquí bien.

Ese era el problema, Lucky no tenía el suficiente sentido común para tener miedo cuando debería, era demasiado estúpido para aprender de la experiencia.

No lo entiendes dijo con voz temblorosa. No está muy bien educado, y debido a su lesión en la cabeza, no se le puede educar. Puede, mmm… buscó la mirada de su nuevo marido. ¿Y si salta sobre el mostrador y trata de comerse la carne preparada para la cena, o algo así?

Ace arqueó una ceja.

Supongo que alguien tendría que bajarlo.

Caitlin buscó su mirada.

Sin duda, eso te hará enfadarte.

Él se encogió de hombros.

Quizás. Si me irrita, sobreviviré. Es tú mascota y esta ahora es tu casa, Caitlin. Todos tendremos que hacer algunos ajustes, eso es todo.

En casa, tenía una caja de arena en mi habitación para que pudiera ir al baño. No lo dejaba salir mucho por el miedo a que saliera lastimado.

Voy a echar un vistazo en el granero. Creo que tenemos un par de cajas vacías por ahí.

Caitlin abrazó al gato con más fuerza contra su pecho.

Yo realmente simplemente preferiría que lo llevaras a casa. Está familiarizado con todo lo que hay, y creo que será mucho más feliz.

No, sin ti, no lo hará. Ace miró al gato como midiéndolo y sonrió ligeramente de nuevo. Sin ánimo de ofender, pero es obvio por su circunferencia que está acostumbrado a ser bien alimentado y con frecuencia. Ese ya no será el caso si lo dejas al cuidado de Patrick. Cuando llegué allí, el caballo de tu hermano estaba todavía ensillado y suelto a su aire en el granero. No lo había alimentado ni abrevado. Ni siquiera lo había cepillado después de haber sido montado con dureza. Encontré a Patrick desmayado en uno de los casilleros. ¿Es eso lo que quieres para Lucky, que sea negligente y lo deje morir de hambre, mientras que tu hermano está en algún lugar, bebiendo hasta el estupor?

Caitlin no tenía ninguna respuesta. Por supuesto, eso no era lo que quería para Lucky. Era sólo que su estancia con Patrick parecía el menor de dos males.

Ace le tomó la barbilla con la punta de los dedos, le levantó la cara para ver su expresión. Su sonrisa se profundizó, mostrando unos dientes blancos y rectos.

Vamos a darle una oportunidad de ver cómo lo lleva dijo en voz baja y sonora. Si no se adapta, siempre puedo llevarlo de regreso con Patrick. ¿De acuerdo?

Con el tema arreglado, al menos para su satisfacción, se volvió hacia la estufa. Caitlin fijó su mirada preocupada en su ancha espalda.

Si Patrick estaba inconsciente, supongo que no llegaste a hablar con él.

Pues no. Decidí dejarle una nota en la mesa de la cocina.

¿Qué has dicho? En la nota, quiero decir.

Agarrando un asa, Ace miró por encima del hombro.

Que, por tu bien, tenemos que arreglar nuestras diferencias y que tiene una invitación permanente para visitarte en cualquier momento. Lo he firmado añadiendo que esperaba que haría un hueco para pasar pronto.

Caitlin sintió la garganta inexplicablemente seca. Tragó saliva y respiró profundamente.

Gracias, Ace. Sé que no piensas muy bien de él.

No es así. Es tu hermano, lo que lo hace una persona importante y respetada. Volvió su atención de nuevo a la estufa. Lo que hay en la cacerola huele muy bien.

Preocupada por otras cosas, Caitlin miró fijamente lo que se estaba cociendo. Tardó un momento en recordar lo que había estado preparando para la cena.

Es, mmm, Sauerbraten. Esa trajo un asado del ahumadero. Pensé que podrían disfrutar de tener algo un poco diferente esta noche. Tengo una receta de Romilda Eisenbein, la señora que tiene el restaurante alemán en la calle principal. Hizo Sauerbraten para uno de nuestros convites de la iglesia hace unos meses y era tan delicioso que… se dio cuenta que estaba divagando y se interrumpió. Espero que no te moleste mi experimento.

¿Molestarme? El brillo cálido en sus ojos se hizo más pronunciado. No hemos tenido en mucho tiempo una comida decente por aquí, es probable que antes de que acabe la semana estemos adorando tus pies. Sólo lamento que terminaras cocinando en tu primer día aquí. ¿Dónde diablos están mis hermanos?

David y Esa cabalgaron para comprobar un ternero que pensaban fue visto ayer en el pico y Joseph dijo que tenía tareas que hacer. Cogió el cubo de la leche, así que supongo que está ordeñando la vaca.

Mirando más allá de ella por la ventana sobre el fregadero, dijo Ace,

Supongo que era lo que tocaba hacer ahora. Levantó la tapa de la olla y olfateó el vapor que se elevaba. Mmm, esto huele bien Dobló las mangas de la camisa y se acercó a la bomba de agua. Mientras movía la palanca, le preguntó—: ¿Qué puedo hacer para ayudar?

La verdad, Caitlin prefería estar sola. La idea de codearse con él durante una hora mientras terminaba la preparación de la cena no era muy atractiva. Para cómo eran las cocinas, ésta era grande y espaciosa, pero con Ace en ella, parecía mucho más pequeña que antes.

Estoy segura de que tienes mejores cosas que hacer que cocinar.

Ni una maldita cosa le aseguró. Mis hermanos pueden hacer las tareas durante unos días. Recuerda, que llevamos casados menos de veinticuatro horas. Ya me siento bastante mal porque no tuviste una bonita boda, ni la tradicional luna de miel. Parece que lo menos que puedo hacer es tomarme un tiempo libre para que podamos llegar conocernos un poco mejor.

Caitlin anhelaba decir: “No me hagas favores. En su lugar, se mordió el interior de la mejilla y mantuvo la boca cerrada.

Agarrando una toalla del gancho junto a la ventana, se secó rápidamente las manos, entonces utilizó el lino húmedo para cepillar la camisa y los pantalones. Cuando su ropa estuvo finalmente despojada de pelo de gato, tiró la toalla en una esquina y se volvió hacia ella mirándola con sus inquietantes ojos oscuros.

Ahora, ¿qué puedo hacer para ayudar con esta maravillosa cena que estas preparando?

Con una renuencia que tenía dificultad para ocultar, Caitlin se inclinó para dejar a Lucky. En el instante en que los pies del gato tocaron el suelo, se movió contoneándose a explorar. Miró hacia él, todavía mordiéndose la mejilla.

Cariño, ¿quieres relajarte? dijo Ace en voz baja. No hay nada que pueda hacerle daño aquí.

Puede hacer sus necesidades en el suelo si no tiene una caja de tierra.

Ace se inclinó hacia delante y le dio un beso en la frente. Sobresaltada, Caitlin se echó hacia atrás. Cuando sus miradas se encontraron, él le hizo un guiño travieso.

Si hace un desastre, tengo casi toda una caja de papel higiénico en el inodoro que ordené a Montgomery Ward and Company. Podremos limpiarlo ¿de acuerdo? Estos suelos tienen tres capas de barniz. Pueden ser un poco maltratados sin que se estropeen permanentemente, créeme. Mandaré que Joseph te traiga una caja llena de tierra tan pronto como entre desde el granero.

Dudosa, Caitlin le vio pasar por encima para levantar la tapa de la olla del asado de nuevo. Inclinándose, inspirando profundamente el vapor que se elevaba.

Dios, cariño, tiene olor divino. ¿Qué vamos a preparar para acompañarlo?

Caitlin estaba tentada a decirle que el asado nunca se pondría tierno si seguía permitiendo que escapara el vapor, pero no tuvo el coraje.

Yo Hizo un gesto hacia la despensa de la cocina. Vi unas patatas y nabos ahí. Pensé en pelar algunos.

¿Qué tal una lata de maíz para acompañar? sugirió, frotándose las manos.

Con cuatro hombres para alimentarse, dudaba que pudieran estirar una lata pequeña de maíz.

¿Habrá suficiente?

Una cosa que no dejo agotarse aquí son los alimentos enlatados. Tenemos un jardín plantado junto al granero, pero no va a empezar a producir todavía hasta dentro de un par de meses. Entró en la gran despensa y sacó tres latas de maíz de un estante. Mirando hacia ella, dijo—: Cada vez que necesites algo para la casa o para ti, no seas tímida. Esa tiene una lista colgada aquí junto a la puerta. Anota todo lo que necesitas o deseas, y me aseguraré de conseguirlo la próxima vez que vaya a la ciudad.

Antes de salir de la despensa, le guiñó un ojo y se detuvo para anotar algo en la lista. Unos minutos más tarde, Caitlin no pudo resistirse mirar por encima lo que había escrito. El corazón se le encogió cuando leyó las palabras.

Una bañera llena de chocolate para Caitlin.

 

 

Para cuando Caitlin puso la cena en la mesa, sus nervios estaban completamente agotados. Haciendo honor a su predicción, Lucky orinó en una esquina de la sala poco después de que lo dejara suelto, y a pesar de sus protestas, Ace fue a buscar papel higiénico para limpiar el desorden el mismo. Esperando que se enfadara y la tomara con el gato en cualquier momento, Caitlin revoloteaba a su alrededor, decidida a proteger a su mascota si era necesario, sin embargo, acobardada ante la idea de enfrentarse a su nuevo marido si montaba repentinamente en cólera. Ace Keegan era suficientemente intimidante cuando su estado de ánimo era templado. Tan pronto como Joseph regresó a casa, Ace le pidió que volviera fuera para encontrar una caja y llenarla con tierra para Lucky. Joseph lo hizo, pero sólo después de haber maldecido por volver al aire libre. Gatos, sostuvo, no estaban destinados a permanecer en el interior. Según él, fuera había cerca de cuatrocientos acres para que Lucky pudiera hacerlo. Así que, no tenía ningún sentido llevar una caja llena de suciedad a la casa.

Tras un breve debate, durante el cual Caitlin tuvo dificultades para hacerse oír por encima del discurso en voz alta y enojada de los dos hombres, la caja del gato fue colocada en una esquina de la habitación principal. Joseph desesperadamente predijo que la caja empezaría a oler mal el instante que Lucky empezara a usarla.

Al final, que Lucky utilizara la caja resultó ser el mayor problema. Inmediatamente después de poner la caja en el dormitorio, Caitlin llevó a su mascota a la esquina y le mostró la tierra, luego Lucky olvidó rápidamente su ubicación y orinó en la esquina de la sala de estar de nuevo. Para sorpresa de Caitlin, en lugar de enojarse, Ace sugirió que se podía mover la caja para comodidad del gato, en lugar de al revés. Joseph no ocultó el hecho de que no estaba muy contento con el arreglo. ¿Un aseo de gato en la sala de estar? Todo el que entrara por la puerta estaría obligado a olerlo.

Caitlin estaba a punto de llorar en el momento en que finalmente puso la cena en la mesa. Después de decir una bendición superficial y terriblemente falsa , los cuatro hombres amontonaron sus platos y empezaron servirse. Con la esperanza de que la comida apaciguara a sus descontentos cuñados, el corazón de Caitlin se hundió cuando Esa escupió su primer bocado de la cena.

No comáis la carne anunció. Está mala.

Todos en la mesa se congelaron en diferentes posiciones, Joseph con su abultada mejilla, David con un bocado de asado entre los labios y Ace con su taza de café suspendida en el aire.

Es Sauerbraten explicó Caitlin en voz baja por los nervios.

Lo sé dijo Esa, frotando para limpiar sus labios con la manga de la camisa. Me pregunto ¿qué hizo que esté tan agrio?

Vinagre Ace comió. No hay nada malo con la carne, Esa. Es un plato alemán especial que Caitlin hizo para nosotros.

Joseph se tragó su bocado sin masticar.

¿Quieres decir que ella tomó un perfecto buen asado y lo hizo así de ácido a propósito?

Caitlin tuvo que admitir que la carne estaba un poco más agria que la de Romilda. Echó un vistazo alrededor de la mesa para encontrar que los hermanos de Ace la miraban como si estuviera loca. Contrariamente a la predicción de Ace, estaban muy lejos de adorar sus pies. Inclinó la cabeza sobre su plato y llevó con el tenedor una loncha de nabo a su boca mientras un terrible silencio descendió.

Finalmente, oyó el sonido de la plata arañando la porcelana otra vez. Cuando levantó la vista, los tres hermanos de Ace estaban muy ocupados aplicándose con la comida, con sus expresiones sombrías. Todo por complacerlos con algo diferente para la cena.

Joseph estaba masticando con determinación su tercer bocado de carne asada cuando Lucky saltó sobre la mesa y se puso a pasear a lo largo de la misma, deteniéndose en cada plato para oler el contenido. Caitlin, sentada a la derecha de Ace, estaba tan horrorizada que no podía moverse, y todo el mundo parecía estar igualmente estupefacto. Sólo Lucky parecía ajeno a la tensión, incapaz de comprender en su tonto cerebro que podría estar poniéndose en un serio peligro. Cuando el gato encontró el asado, lo atacó con avidez, sin mostrar el desagrado de los hombres por el sabor amargo.

Ace fue el primero en reaccionar finalmente. Se puso de pie, se inclinó hacia delante, enganchó una gran mano debajo del rotundo gato. Caitlin, atrapada en una maraña de faldas y patas del banco, casi perdió el equilibrio cuando se levantó de un salto.

Agarrando el brazo de Ace, gritó,

No le hagas daño. Por favor, no lo hagas. ¡No tiene ni idea de que está haciendo algo mal!

Manteniendo un firme control sobre el gato, Ace se lo colocó en el hueco del brazo.

No tengo ninguna intención de hacerle daño, cariño.

Ace dirigió una mirada a su hermano menor.

Esa ¿podrías cortar por favor la punta del asado para Lucky? Voy a traerle un tazón.

Cuando Ace salió hacia la cocina con el gato todavía bajo el brazo, Caitlin corrió tras él, convencida de que iba a retorcerle el pescuezo a Lucky al minuto de estar fuera de su vista. En su lugar, fue directamente al armario, cogió un cuenco y casi la atropelló cuando se dio la vuelta. Caitlin se fue hacia atrás, una vez más, a punto de perder el equilibrio.

Cariño, ¿quieres relajarte? dijo en voz baja. Nadie va a hacer daño al maldito gato, te lo prometo.

El que se estuviera refiriendo a Lucky como " el maldito gato" hacía poco para aliviar la mente de Caitlin.

Él no quería hacer daño se apresuró a explicar. De verdad que no. Desde que mi padre lo tiró contra la pared, se quedó tonto. No quiere hacer cosas malas. Sólo que no entiende que se equivoca.

Ace volvió al gato un poco para mirar sus ojos mal cruzados.

¿Contra la pared?

Caitlin tragó saliva. No había querido dar a conocer ese trozo de información. Sintió un calor infernal subiendo por su cuello.

Traté de detener a mi padre para que no le hiciera daño. De verdad, lo hice. Pero él estaba borracho, y cuando…

Se interrumpió retorciendo las manos.

Estaba tan enojado con Lucky, no había nada que lo detuviera.

A Ace se le encogió el corazón por la expresión de los ojos azules de Caitlin. No estaba solo apenada al admitir lo que le había sucedido a Lucky, si no avergonzada. Como si ella fuera culpable de alguna manera. Trató de imaginarla yendo mano a mano con Conor O'Shannessy cuando estaba con una furiosa borrachera. La parte superior de su cabeza apenas alcanzaba el hombro de Ace. Dudaba que pesara cincuenta kilos, empapada. Que hubiera tratado de interferir contra su padre para proteger a un gato estaba más allá de su comprensión. Que se sintiera avergonzada por haber fallado era aún más desconcertante.

Caitlin, tú no eres responsable del retraso de Lucky.

.

Esa palabra, pronunciada tan débilmente, le hizo a Ace sentirlo por ella.

No dijo. Nada de lo que hizo nunca tu padre fue de ninguna manera culpa tuya. No su forma de tratar a Lucky o de cualquier otra cosa.

Haciendo caso omiso de la súplica silenciosa en sus ojos, Ace mantuvo al gato agarrado. Aunque fuera difícil para ella tenía que aprender que él no era como su padre. Lucky no sería arrojado contra una pared en esta casa, no importaba lo que hiciera. Por desgracia, la única manera de que Caitlin se convenciera era la experiencia.

Plenamente consciente de la finalidad de sus pasos, Ace volvió a la mesa de la cena y extendió el tazón a Esa para que le pusieran restos del asado en el. Lucky, ronroneó con fuerza, feliz comenzó a comer en el momento que Ace lo bajó a su cena robada. Volviendo a su posición en la cabecera de la mesa, Ace fingió no darse cuenta de que Caitlin se quedó a su lado, al parecer lista para agarrar a su gato y huir. Mirando a cada uno de sus hermanos en un silencio que decía mucho, cogió su tenedor.

Durante lo que pareció un momento interminable, Joseph se quedó mirando al gato, con una expresión llena de repugnancia. Sólo cuando por fin empezó a comer de nuevo hizo que Caitlin volviera a sentarse. No pasó mucho tiempo antes de que Ace se diera cuenta de que su esposa no estaba tocando su comida. Consideró insistir en que comiera, porque no quería que enfermara de nuevo, pero decidió que era mejor dejarla tranquila. Con suerte, comenzaría a relajarse al estar cerca de él y sus hermanos. Entonces tendrían tiempo suficiente de poner algo de carne en sus huesos.

 

 

La hora de acostarse. Con temor creciente, Caitlin había esperado su llegada todo el día. En el momento que los hermanos de Ace se retiraron a la granja esa noche y Ace comenzó a apagar las lámparas, era un manojo de nervios. Ayer por la noche, su marido se había abstenido de ejercer sus derechos conyugales. No esperaba que fuera tan generoso de nuevo. Día a día, le había dicho. Esta era la noche número dos.

Corriendo por delante de él a la habitación, Caitlin se vistió rápidamente para ir la cama, convencida de que podía irrumpir en cualquier momento y encontrarla a medio vestir. Se quedó un poco más que aliviada cuando resultó no ser el caso. Subiéndose rápidamente a la cama, se acurrucó como una bola y subió la colcha hasta la barbilla. Tal vez, sólo tal vez, él la dejaría en paz si se hacía la dormida.

Apenas había cerrado los ojos cuando sonó en la puerta un ligero golpe. Sobresaltada, levantó las pestañas. Otro ligero golpeteo de varoniles nudillos contra la madera como hizo al principio. Ella se mordió el labio inferior. Si lo llamaba para que entrara, sabría que no estaba dormida.

Dándose la vuelta, Caitlin se puso de espaldas a la puerta y tiró de la manta sobre su cabeza. Tap, tap. Se estremeció con cada golpe. Finalmente, la puerta se abrió.

Caitlin, ¿estás decente?

Apretó los dientes, casi con miedo de respirar. Oyó el ligero sonido de sus pasos mientras cruzaba el cuarto, la suela de una bota se arrastraba suavemente sobre las tablas del suelo. Un segundo después, su peso presionó el borde exterior del colchón y las cuerdas del somier gimieron. Escuchó los sonidos que hacía cuando se despojó de su ropa. Botas golpeando. Telas susurrando. Su funda chocó contra la madera cuando colgó su cartuchera en el poste de la cama.

Sus ojos se abrieron de golpe al oír las monedas tintinear en su bolsillo. ¿Se había quitado los pantalones? El corazón le golpeaba violentamente contra las costillas. Un momento después, el aire frio golpeó su trasero cuando él levantó la ropa de cama para tumbarse junto a ella. El colchón se movió mientras se acomodaba, su mayor peso hacía que se hundiera, amenazando con tragársela. Caitlin cerró los ojos de nuevo. Agarrando las sábanas en un puño se metió debajo, se esforzó por no rodar hacia él.

El esfuerzo resultó absolutamente inútil. Un brazo fuerte y musculoso la agarró por la cintura. Un amplio pecho, bien acolchado y caliente presionó contra su espalda. El edredón se apartó de su rostro y la pesada oscuridad que presionaba contra sus párpados le dijo que había apagado la luz. Trató de ignorar las diferentes partes de su cuerpo, ya que estaban pegadas a ella. Muslos acordonados con tendones de acero. Grandes, rodillas huesudas. Un peludo hueso de la espinilla rozó el talón de su pie. Oh, Dios.

Se aseguró a sí misma que, a falta de una violación en sí, esto podía ser lo peor de todo. Él no podría someterla, probablemente, a ninguna indignidad mayor de las que ya había superado. Después Ace posó una gran mano sobre su vientre, sus dedos largos y romos acunando familiarmente la parte inferior de su pecho derecho. Su toque quemaba a través de su camisa y del camisón, como si no existieran. A pesar de su decisión de fingir que estaba dormida, se sobresaltó. No podía evitarlo. Ser tocada allí así, era tan desconcertante, simplemente no podía controlar su reacción.

Estás despierta murmuró contra su nuca, su aliento haciendo cosquillas al fino pelo allí. Pensé que probablemente lo estabas.

Mmm fue su respuesta.

Él colocó su mano más cómodamente debajo de su pecho, casi parándole el corazón. Los recuerdos pasaron por su mente…de cómo se sentía al ser sujetada por alguien más fuerte, lo terrible que había sido ser explorada por las manos ásperas, impotente para detener el dolor, el sufrimiento insoportable la humillación. Había poco que pudiera hacer para protegerse a sí misma, no contra la fuerza de alguien como Ace Keegan. Un nudo de temor le subió por la garganta.

¿Por qué no contestaste cuando llamé?

Seguramente ya sabía la respuesta. Si trataba de inventar una mentira, probablemente se daría cuenta.

Yo, mmm No podía soportar su contacto. Agarrando su mano, le clavó con las cinco uñas. Tenía la esperanza…de que quizás… tu no…. bueno, ya sabes… si yo estaba dormida.

Él cambió de posición. Para su consternación, se las arregló para encorvar sus anchos hombros a su alrededor, curvando su torso como una manta de carne cálida y resistente que le recordaba a terciopelo sobre acero.

Ya veo.

Esperó a que dijera algo más. Cuando no parecía inminente, permaneció tumbada en una agónica espera. De repente él movió sus dedos atrapados.

Me estas cortando la circulación.

Relajó el agarre de su mano un poco, agradablemente sorprendida cuando no la movió. Tragó saliva. Esperaba que no pudiera sentir su agitación. Falsa esperanza. No había dejado suficiente espacio entre sus cuerpos para moverse una pulgada.

Caitlin

¿Q qué?

Él se quedó en silencio durante un momento. Luego frotó la nariz contra su pelo, que, por las prisas, había peinado hacia la izquierda en una gruesa trenza, en lugar de sus habituales cien lazos.

Corrígeme si me equivoco, pero ¿tienes la idea errónea que estas controlando de esa manera mi mano para que no suba?

Se dio cuenta de que estaba exprimiendo sus dedos de nuevo. Se obligó a relajar una vez más su agarre y respondió en voz baja,

Por supuesto que no.

Bien murmuró contra su nuca, su aliento le ponía la piel de gallina.

Porque la verdad es, que si quisiera tocar tus senos, tendrías la misma oportunidad de detenerme que una bola de nieve en el infierno.

Las palabras quedaron flotando entre ellos como carámbanos. La boca de Caitlin se sentía tan seca como la cecina.

¿Tú vas a…?

¿Voy a qué?

T tocarme allí.

No, a menos que te guste.

Reprimió el impulso de reír histérica, la sensación se convirtió rápidamente en un dolor dentro de su pecho.

¿Qué me guste? logró decir finalmente.

Ella sintió sus hombros sacudirse. Después de una risa baja, dijo:

Te aseguro, Caitlin, sucederá un día. Hasta el cuello en el chocolate derretido, ¿recuerdas? Puedo ser un compañero irresistible cuando pongo mi mente en ello.

No dijo nada más. Sólo la abrazó, calentándola con su cuerpo. Después de unos minutos, Caitlin escuchó su respiración hacerse profunda y áspera.

¿Estaba dormido? Ella no lo podía creer. Sin embargo, cuando movió su mano, estaba floja. Estaba dormido. Profundamente dormido. Casi lloró de alivio.

Durante mucho tiempo, estuvo rígida, asustada de mover algo más que el dedo de un pie. Entonces finalmente comenzó a relajarse. Rayos de luz de luna entraban por la ventana, reuniendo charcos de plata sobre la colcha arrugada. Caitlin los miró durante un largo rato.

Pasó mucho tiempo antes de que cayera dormida.